Hoy el día no daba para mucho, así que decidí asear y ordenar la habitación de Matías. Lo que comenzó como una clásica limpieza, siguió con una minuciosa revisión de juguetitos que perdieron sus partes y no volverán a funcionar, los cuales, por cuestiones de seguridad, fueron desechados. Le siguieron las hojas sueltas de algunas revistas, chupetes... y terminé haciendo una limpieza a fondo.
Y cuando digo "a fondo" significa sacar toooooodo de la habitación, excepto la cuna y la cómoda por razones más que obvias.
Le pregunté al chiquitín si quería que le cambiara la cuna de lugar, a lo que respondió con un desinteresado "shi". Claro está, que él tenía cosas más importantes en su cabecita como ver cuál sería la mouseke- herramienta que ayudaría a Mickey a resolver vaya uno a saber qué inconveniente...
En fín, la habitación quedó así:
Cuando le preguntamos si le gustaba, asomado desde la puerta, dijo "Shiiiii" y cuando entró y vió la ubicación de su cuna y tooodo el espacio libre soltó un ¡¡¡guaaaaaauu!!! y comenzó a correr por la habitación gritando : shiii! shiii! shiiiiiii! ¡ja ja ja!.
¿Qué más necesita una madre para sentirse satisfecha con su labor? ;)
El único agregado es la alfombra que le compré para que juegue con sus autitos... aunque al parecer nada le gana a la mesa del comedor...
Los lugares "conflictivos" son éstos:
1) El hueco en la pared, al cual le vendría bien una biblioteca, o uno de ésos muebles modulares que se van armando según la necesidad del ambiente
2) El rincón a la izquierda de la puerta de la habitación
3) El espacio que queda detrás de la puerta
Y éste es el resultado
